miércoles, 27 de noviembre de 2013

Luis Ramírez González, el gran mecenas olvidado

En una época como la que nos ha tocado vivir, donde las noticias sobre recortes en educación y cultura llenan las portadas de la prensa día sí y día también, pensar que una vez pudo existir una persona que, desinteresadamente, dedicara su tiempo y su dinero a conservar y promover el patrimonio y la educación, parece una verdadera quimera. Sin embargo, así fue. Lanzarote tuvo la fortuna de contar, en las primeras décadas del siglo XX, con un personaje tan interesante y peculiar como desconocido: don Luis Ramírez González.

Retrato de juventud de Luis Ramírez. Fotografía
tomada del artículo Historia del Ayuntamiento de
San Bartolomé. Doscientos años de alcaldes
Nacido en San Bartolomé en el seno de una familia pudiente, tuvo la posibilidad de formarse y viajar por la Península y Europa. Posiblemente ligado a la masonería, poseía grandes inquietudes culturales y un carácter singular, no siempre entendido por el pueblo. Entre 1930 y 1931 fue alcalde de San Bartolomé, residiendo en un cortijo de La Florida que aún hoy permanece en pie, aunque rehabilitado como bodega, con un característico drago.
Desde muy joven, sintió un profundo interés por el arte y el patrimonio, tal y como lo describían en la prensa de la época:  Hombre admirable, dotado de la más admirable de las manías: coleccionar cuanto de bello o de mérito artístico, histórico o cultural llega hasta sus manos. No obstante, este interés no era sólo producto de un hedonismo individualista, pues llegó a ser un auténtico filántropo y mecenas, que llevó a cabo un gran número de iniciativas culturales. Veamos algunas de ellas.

Los castillos

En 1925, ante el estado de abandono en que se encontraba el Castillo de Santa Bárbara o Guanapay (que había llegado a ser palomar militar hasta 1913) el Gobernador Militar de Gran Canaria pide un informe al Ayuntamiento de Teguise, solicitando que alguna familia de buena conducta se hiciera cargo de inmueble. Para este cometido fue propuesto, por su amor hacia la historia y el patrimonio de su isla, D. Luis Ramírez González, con la condición de que lo conservara en buen estado, como así lo hizo hasta que, en 1936, pasa al Ministerio de Hacienda. Según me contó en una ocasión un sabio de La Caleta, en este histórico monumento descansan los restos de sus queridos perros Tula y Azabache.
Imagen del Castillo de Guanapay en los años 20.
Fotografía tomada de la Fedac
Viendo con dolor el deplorable estado en que se hallaba el Castillo de Las Coloradas o Torre del Águila, en Playa Blanca, Luis Ramírez solicita, en 1933, su usufructo, para poder contribuir a su conservación. Se dirigía a las autoridades con estas palabras: Amante de la conservación de los pocos monumentos históricos de esta Isla, y  creyendo que el castillo del Águila en la misma (...) no tiene persona que vele  por su conservación y cuidado, espera merecer de V.E. se le dé en usufructo  dicha fortaleza (...). Lamentablemente, esta petición fue rechazada.

Museo en La Villa

En la década de 1920, proyecta instalar un museo de antigüedades dedicado a Agustín de Herrera, Marqués de Lanzarote, sobre una antigua casona de Teguise del siglo XVIII, prácticamente en ruinas. El escudo, donde pueden verse las iniciales AH y MS, fue realizado por el escultor Pancho Lasso.

Detalle del marco de la puerta del Palacio del Marqués de Herrera (Teguise)
y su escudo, realizado por Pancho Lasso
Por diversos motivos, las obras quedaron paralizadas, retomándose el proyecto en la década de 1940. Antes de morir, lo donó al Cabildo para que pudiera materializarse su sueño; sin embargo, esto nunca ocurrió, y en la actualidad constituye una de las sedes del ayuntamiento de Teguise.

En este mismo pueblo contribuyó, con su propio patrimonio, a embellecer la plaza de San Miguel con una fuente y bancos realizados en piedra de Arucas, que aún hoy pueden verse, y también promovió la plantación de árboles. En 1946 puso en marcha, junto a Lorenzo Betancort, la celebración de una exposición de arte sacro, y dotó a diversas iglesias de la isla de lujosos objetos de arte, pues era un hombre profundamente religioso.

Casa de la Cultura de Arrecife

Este impresionante inmueble del siglo XIX, uno de los más bellos ejemplos de arquitectura señorial de la capital, pasó a manos de Luis Ramírez, quien lo alquiló durante años al Casino de Arrecife. Sin embargo, en su testamento lo donó a los Salesianos con el objetivo de que creasen en él un colegio de su congregación, en el que se acogiese a los niños más pobres de la isla, para los que, además, dispuso que se destinaran nada menos que 1.528.418 de pesetas en becas de estudio.
Artículo del periódico Antena

Este deseo no fue llevado a cabo, por lo que el edificio pasó a subasta y fue finalmente adquirido por el Ayuntamiento de Arrecife, quien lo destinó a Casa de la Cultura.

Fachada de la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz

Otra medida que habla de su generosidad y compromiso con la educación fue la donación que realizó de una gran parte de sus libros a la biblioteca de Arrecife, muchos de los cuales, según parece, desaparecieron en el incendio que sufrió el antiguo Parador de Turismo hace unos años.

Casa modernista de La Caleta

 En la Caleta de Famara sobrevive, agonizante, uno de los ejemplos más singulares de la arquitectura de nuestra isla: la casa veraniega de don Luis Ramírez.
Lamentable estado de abandono de la única casa
modernista de Lanzarote
Se trata de un pequeño edificio de dos plantas, una inferior curva y una superior retranqueada, con un arco dividido en dos por un robusto pilar, sobre el que pueden leerse las iniciales de su propietario: LR
La decoración de la fachada es un despliegue de motivos marinos: delfines, pulpos, caracolas y burgados de formas sinuosas recorren el espacio curvo de la fachada, en una mezcla de ingenuidad y elegancia que hacen las delicias de cualquier paseante. Precisamente estos motivos marinos (especialmente el pulpo) y el predominio de la curva, nos hablan de la influencia del art nouveau o modernista, que tanto éxito había tenido en Europa, especialmente en la Barcelona de Gaudí. Luis Ramírez, afamado viajero y enamorado del arte y la cultura, quiso recrear en su casa veraniega esos sofisticados aires europeos, regalándonos de este modo esta joyita arquitectónica, único ejemplo modernista de la isla. 
En una de las paredes interiores construyó un nicho para enterrar a su perra Florinda, homenajeada en una pequeña lápida que rezaba: Aquí yace Florinda, la mejor amiga del hombre, demostrando, nuevamente, una enorme sensibilidad. 
Una de las personas que lo conoció, José Ferrer Perdomo (propietario del museo Tanit), me informó acerca del cariño y la admiración que sentían los niños hacia Luis Ramírez, pues, entre otras cosas, daba un peseta a todo aquel chiquillo que le llevara un cesto lleno de papas crías, lapas, burgados o huevas de erizos, alimentos predilectos del mecenas. 
Desgraciadamente, este inmueble, que fue donado por su propietario a la Iglesia, muere lentamente, atacado por el efecto de la maresía y por el aún más feroz efecto del olvido, a la espera de que algún espíritu sensible como el de aquél que la construyó lo rescate y lo haga lucir de nuevo en todo su esplendor.
Detalle del estado original de la fachada. Pueden
observarse los motivos marinos: pulpo, delfines,
caracolas, etc., así como las iniciales LR entrelazadas
en la parte superior. Imagen del Archivo Histórico
de Teguise

Luis Ramírez falleció en Barcelona en 1950, parece que cuando se dirigía a Roma para encontrarse con el Papa. Sus restos reposan hoy en un bellísimo monumento funerario del antiguo cementerio de La Villa. Aunque su legado está presente en múltiples espacios de la isla, quizá no haya recibido aún el reconocimiento que merece un personaje que, por sus características, hoy más que nunca, cualquier pueblo soñaría con tener.
Monumento funerario de Luis Ramírez en el antiguo Cementerio de Teguise.
La pirámide como referencia simbólica masónica al mundo de la muerte
FUENTES:
Artículo sobre Luis Ramírez del Archivo Histórico de Teguise
- Información oral de José Ferrer Perdomo.
- CLAR FERNÁNDEZ, José Manuel: Arquitectura militar de Lanzarote, Centro de la Cultura Popular Canaria y Cabildo de Lanzarote, 2007.
-HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, José y ARMAS MELIÁN, Rafael: 'Historia del Ayuntamiento de San Bartolomé. Doscientos años de alcaldes', en XII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura, tomo I, Cabildo Insular de Lanzarote y Cabildo Insular de Fuerteventura, Arrecife, 2008.
- INZA, Carlos: "El gran filántropo desconocido", en Canarias 7, 20/08/20120, p. 28.
- PERERA BETANCORT, Francisca María y DÍAZ BETHENCOURT, José: "Los animales en el Patrimonio Histórico Artístico de propiedad eclesiástica de Lanzarote", XII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Tomo II, Cabildo Insular de Lanzarote y Cabildo Insular de Fuerteventura, 2008.
- Antena, 28/09/1954, p. 7.
- TOPHAM, Guillermo: "Los salesianos piensan fundar una Escuela Elemental de Aprendices", Antena, 02/06/1953, pp. 1 y 7.
- "Agustín de la Hoz, una Casa para la Cultura", La Voz de Lanzarote, 03/05/ 1997, p. 16.
- TABAR, María José: "Lagrimeo modernista en La Caleta", en Diario de Lanzarote, 31/12/2012.
- Guía del Conjunto Histórico de Teguise, Ayuntamiento de Teguise, 2007.

2 comentarios:

  1. Un minucioso trabajo en el que Arminda no sólo, como siempre, analiza con rigor el patrimonio histórico sino que esta vez nos descubre la generosidad y sensibilidad de un personaje tan relevante en la isla de Lanzarote como lo fue don Luis Ramírez González. Ojalá, en efecto, que su legado pueda ser conservado antes de que el paso del tiempo lo siga deteriorando. Enhorabuena, Arminda!!!

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  2. Świetny wpis. Będę na pewno tu częściej.

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