miércoles, 10 de julio de 2013

LANZAROTE, arquitectura inédita

Introducción

Frente a una arquitectura estandarizada como la que había visto en Nueva York y en otras muchas ciudades del mundo, Manrique defendía unos modelos propios, vernáculos, unas formas que realmente pertenecieran a la isla. Teníamos que recoger y aprender de nuestro propio medio para crear, sin tener que partir de ninguna idea establecida. Ésta ha sido la razón fundamental que ha reforzado su personalidad (la de Lanzarote). No teníamos que copiar a nadie. Que vinieran a copiarnos. Lanzarote enseñaba esa alternativa (Palabras de Manrique recogidas en "Escrito en el fuego").

Cuando el artista regresó a finales de los sesenta a Lanzarote procedente de Nueva York, se encontró con que la arquitectura vernácula estaba siendo indiscriminadamente destruida, sustituida por otras construcciones más dignas, o, simplemente, abandonada. 
Portada del libro
Por este motivo, decidió emprender toda una campaña de concienciación colectiva y de recuperación. El primer paso fue recorrer la isla en busca de viviendas tradicionales aún en pie y fotografiarlas, para después recogerlas en un libro único y en cuyo título está inspirado este blog: “Lanzarote, arquitectura inédita”. Su primera edición fue publicada en 1974; la segunda, en 1988.

En esta ardua tarea contó con varios colaboradores, entre ellos el genial arquitecto Fernando Higueras, diseñador del Hotel Salinas y de otros proyectos no realizados para Lanzarote (como un hotel inspirado en los socos de La Geria y cuya maqueta se conserva en el MOMA de Nueva York), así como con el reconocido crítico de arte Juan Ramírez de Lucas. El libro también está enriquecido con textos del célebre “Lancelot 28º-7º”, escrito por el poeta surrealista Agustín Espinosa.

En cuanto a su contenido, se encuentra dividido en las siguientes secciones: geología y paisaje, vivienda popular, arquitectura religiosa, arquitectura militar, chimeneas, puertas y ventanas y molinos. Todo ello acompañado de fotografías de una insólita belleza, muchas de ellas realizadas por Francisco Rojas, así como dibujos del propio Manrique. 

Selección de textos

Al comienzo del libro, César Manrique expone los motivos que le condujeron a emprender este proyecto: El haberme cobijado en sus viviendas, el haberlas palpado y estudiado, son los factores que han hecho darme cuenta de la posibilidad y exterminio por gentes irresponsables y ajenas a la comprensión por falta del conocimiento de una elemental cultura. Ésta es la primera razón de esta urgente publicación. 

Era necesario a través de la orientación que se tomará de este libro, evitar la destrucción de cada muro viejo, de cada distribución, de cada vivienda en donde el tiempo haya dejado rastro histórico. Su desaparición borraría para siempre un pasado lleno de sentido y de sabiduría aprendida por experiencia de siglos en observación y necesidad de su clima, de su latitud, de su viento, de su luz y de un increíble paisaje que determinaban un resultado de maneras de hacer, que no se puede improvisar en un corto espacio de tiempo (...)
Da pena pensar el enorme trabajo y lucha que hace falta para hacer comprender lo que significaría un suicidio colectivo por el desconocimiento político-económico de un derrumbe general, al estropear y destruir los valores esenciales de su agricultura única, su negro y quemado paisaje y su simple y blanca arquitectura.

Cualquier lugar de la tierra sin fuerte tradición, sin personalidad y sin suficiente atmósfera poética, está condenado a morir. 
Vivienda en Los Valles
Con este libro se dará a conocer y comprender todas sus facetas, para que su estudio nos pueda dar todas las enormes posibilidades en la continuidad de nuevas construcciones. Es la única fuente en donde podemos beber para trazar la trayectoria de una línea de conducta en su crecimiento y que además quede como el documento e inventario de lo actualmente existente (...).

Más adelante reflexiona acerca de los desastres urbanísticos cometidos en la década de los sesenta en España y expone su temor a que ocurra algo semejante en su querida Lanzarote: Parece imposible que después de la catástrofe que supone el haber adulterado casi todo el litoral español, borrando las acusadas características que diferenciaban cada lugar por la completa falta de adecuación, introduciendo gratuitamente una fría estandarización internacional, no hayamos podido todavía aprender la lección, para rectificar y salvar lo que nos queda.

¿Cómo es posible comprender  que todo esto se tolere en unas islas que dicen quieren programar para recibir a un gran número de visitantes? Todas estas graves torpezas pueden dar lugar en un futuro próximo, en la posible competencia con África, a la desaparición de un turismo, con las trágicas consecuencias de orden económico de lo que esto pueda suponer. 
Ya el haber nacido en esta quemada geología de cenizas, en medio del Atlántico, condiciona a cualquier ser medianamente sensible. Toda la influencia que supone este escenario que ha rodeado mi infancia, se ha manifestado sucesivamente en toda mi plástica, con gran libertad de expresión, como la misma y brutal superficie de la isla. 
La última razón, y creo la que más influyó en mi amor por Lanzarote, es de índole más moral, más social e intimista, por haber conocido desde mis primeros años su gran humildad y pobreza, en donde sus gentes tenían muchos años que emigrar  por falta de lluvia y de medios. Todos estos recuerdos han dejado una marca en mis sentimientos a través de los años, queriendo hacer como una revancha de demostrarme a mí mismo que no estaba equivocado con lo que pensaba podría ser esta maravillosa isla.

Y concluye su alegato con unas aseveraciones que hablan de su enorme lucidez y compromiso social:
El mayor negocio que puede tener un país es la educación de su pueblo. Sin preparación cultural es imposible tener clara visión de futuro para planificar algo que nos beneficia a todos. Solamente así se destruirá todo sin perspectiva. Con una programación inteligente y con una conciencia clara de lo que se quiere, se abre un porvenir lleno de posibilidades tan inmensas como jamás podrán imaginar.

En cuanto al arquitecto Fernando Higueras, expresa en los siguientes términos su contacto con la isla: En el año 1963 visité Lanzarote, en compañía de César Manrique. (...) Me había hablado apasionadamente de sus pueblos, del color de la tierra y de sus gentes, pero la realidad superaba todo lo que había imaginado. La isla de Lanzarote es uno de los pocos lugares del mundo donde todavía se puede contemplar la superficie de nuestro planeta en el estado embrionario que debía tener hace millones de años, cuando quizás el hombre no había hecho su aparición sobre la tierra. 
Y esos taladros de ráfagas de ametralladoras
de tus viejos muros,para que las palomas de la paz aniden
 y los pájaros se arropen anunciando la tormenta

(César Manrique)
Mi primera impresión fue de entusiasmo y alegría ante la grandeza, todavía virgen, del lugar en el que deberíamos proyectar nuestras construcciones, pero después, ante la belleza del paisaje y la perfecta integración de su arquitectura popular anónima existente, nuestro entusiasmo y alegría se fueron transformando en miedo ante el temor de que cualquier tipo de arquitectura hoy al uso, podría quitar encanto a lo que ya era una obra de arte completa.

A juzgar por sus palabras, para Juan Ramírez de Lucas Lanzarote tampoco pasó desaparcibida: La isla no es fotogénica, o mejor dicho, su realidad física y metafísica es muy superior a todo lo que la fotografía pueda darnos. Ni siquiera con los testimonios fotográficos; nos quedaremos sabiendo poco, sabiendo casi nada de Lanzarote. A Lanzarote hay que verlo para creerlo, y después de visto aún se duda si lo que se vio correspondía a una realidad real o era el producto de una alucinación, de uno de esos espejismos que asaltan a los caminantes de los desiertos. El viajero en Lanzarote se preguntará si aquello que está ante sus ojos es posible que exista. Algunas veces dudamos de la veracidad de nuestro recuerdo, pero sólo en Lanzarote ocurre dudar de la veracidad de la visión inmediata. No, lo que estamos viendo no es posible. Forzosamente hay que estar preso de algún encantamiento. 

En las viejas casas campesinas, la redondez de los hornos
 para cocer el pan era como la preñez de las viviendas,
 dentro de su abombada evidencia se gestaba, cada día,
 la vida y su sustento necesario 
(Juan Ramírez de Lucas)
Con respecto a la arquitectura popular, afirma que ésta constituye uno de los ejemplos más convincentes de la arquitectura "orgánica", la que va creciendo según las necesidades del ocupante, como un organismo vivo, que se adapta al terreno y  a las posibilidades económicas del campesino. Un prototipo de sabiduría popular que sabe aprovechar todo lo que le brinda el entorno natural. (...) Cuando se tiene entre las manos, al alcance de todas las miradas, una arquitectura autóctona tan entrañable, de tanta personalidad, de tan ascética y purísima belleza, de tan espontánea y estudiada sabiduría sedimentada en el pueblo, no se puede desoír su llamada para entregarse en brazos de la frivolidad, de la moda internacional que nos llega con la última revista volandera. (...) Es por ello que Dar a conocer en lo posible esta arquitectura hecha por el pueblo y para el pueblo, es el objeto principal de este libro que César Manrique ha ido formando con paciencia fotográfica paternal e impaciencia vehemente de enamorado (...) Este libro es también un acta notarial, una catalogación de algo de lo que está en pie en 1972. Un muestrario de posibilidades, un testamento, un inventario de bienes comunes, un balance abreviado de lo que otros hicieron generosamente. 
Chimenea "bizantina" de Haría
Por todas estas razones tiene importancia este libro; también por otras muchas que cada uno puede añadir según su saber y entender. 
No obstante, Juan Ramírez de Lucas advierte de que No se trata de incitar al "pastiche" seudopopularista, ni de animar a una repetición de arqueología aplicada. El propósito es otro y más ambicioso: se trata de que cada arquitecto, de que cada constructor, de que cada proyectista, de que cada especulador de la madre tierra, tengan muy presentes estas rotundas realidades del pasado antes de decidirse a levantar nada nuevo. Que cada uno haga lo que pueda, pero también lo que deba hacer.

El libro finaliza con las siguientes palabras de Manrique: En esta última página del libro quiero que quede marcado este esfuerzo testimonial, catalogado como en un inventario, todo el espíritu de Lanzarote. Amasado con la gran experiencia y lucha en esta difícil tierra, por sus gentes. Que la lección del libro sirva de documento gráfico de lo existente, creando un respecto al quehacer de lo más íntimo de la expresión de este pueblo, para guía futura y como fuente de su gran verdad

Lamentablemente, muchas de las viviendas que aparecen en este libro han desaparecido ya; gracias a esta obra, sin embargo, permanecerán en el tiempo como testimonio de un patrimonio inédito. 

NOTA: Todas las imágenes han sido extraídas del libro "Arquitectura inédita".


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